Era un niño gordo o como me decían por mi barrio "albondiguillla". Mi mamá me cebaba como a los animalillos de bellota que tuvo que emigrar a la Singapur, donde me afinqué ilegalmente y tuve que ganarme la vida como una mujercita. A la edad de 20 años la mafia que me extorsionaba me regalo una carnet falso por premio a fidelidad y al trabajo duro; me ganaba la vida haciendo la calle y haciendo llamadas tipo: paga la coca, primer aviso.
Finalmente me cataron (vaya catasooo loqi) y me deportaron a Zerdiya. Así era como en mi barrio de Córdoba llamábamos a Sevilla. Los odiábamos; solíamos decir, cito textualmente: "Mi único consuelo al cagar es que la mierda llega a Zerdiya". Imaginaos el odio que les teníamos.
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